Soy bailadora, bailarina y coreógrafa. Encuentro en el quehacer coreográfico una manera extraordinaria de mirar y acercarme a las personas.

A través de Mandinga mar, he dado cauce a mis principales inquietudes: la profunda sabiduría del cuerpo humano más allá de los pensamientos conscientes, el valor de la intuición, la confianza en que todas las personas tienen algo único e irrepetible que decir, y la interacción con diferentes compositores en pos de música original.

La forma en que la danza puede transformar la vida cotidiana de las personas ha sido la inquietud que motiva mi trabajo coreográfico y como docente del movimiento.

Concibo la danza que se desarrolla en recintos teatrales y la danza callejera o en espacios alternativos como el día y la noche. Sin una no puede existir la otra.

Desde la danza no pretendo decir sino escuchar.